En el lago Wiñaymarca, una dependencia del lago Titicaca casi cerrada por un pliegue de tierra, se encuentra la isla de Anapia, muy cerca de la frontera con Bolivia. Se puede dormir allí en la casa del habitante, con mucha más autenticidad que en Taquile o Amantaní, donde el giro turístico es mucho más importante. Es una forma ideal de sumergirse en el corazón de la cultura y la vida cotidiana de los pueblos andinos, lo más cerca posible de su realidad cotidiana.